Cuando se trata de cuidado de la piel, las tendencias virales suelen generar tanto entusiasmo como preocupación y una de las más recientes es el varnishing, una técnica que busca replicar el efecto visual de una piel de porcelana mediante la aplicación de aceites como paso final en la rutina de skincare. Aunque puede aportar nutrición y sellar la hidratación, también implica riesgos si no se utiliza correctamente o si no se adapta a cada tipo de cutis.
¿Qué es el varnishing?
El varnishing es una técnica cosmética que consiste en aplicar aceites faciales al final de la rutina de cuidado para sellar la hidratación y aportar un acabado brillante, similar al de un objeto barnizado (de ahí su nombre) o la también llamada piel de porcelana.
Este paso se incorpora como toque final, después del sérum o la crema, con el objetivo de evitar la pérdida de agua transepidérmica y reforzar la función barrera de la piel. Sin embargo, aunque este método puede ofrecer beneficios visibles inmediatos, no está libre de controversias, especialmente cuando se aplica sin un conocimiento adecuado del tipo de piel o la calidad del producto.
¿Qué efectos negativos tiene el usar aceites en la piel?
A pesar de sus aparentes ventajas, el uso de aceites puros en la piel no es totalmente seguro. De acuerdo con expertos en dermatología, la piel no es una superficie estática, sino un órgano vivo con funciones inmunológicas y microbiológicas complejas, por lo que aplicar este tipo de productos sin control puede alterar el equilibrio de la microbiota cutánea y comprometer la barrera protectora natural.
Algunos aceites son comedogénicos (obstruyen los poros), otros pueden oxidarse con facilidad o generar un ambiente húmedo propicio para inflamaciones, sobre todo en pieles reactivas o con afecciones como acné o rosácea. Por eso, aunque el varnishing puede ser útil para pieles secas y resistentes, su uso en aquellas sensibles o mixtas debe ser evitado.
Sabemos que el varnishing puede parecer la respuesta perfecta para conseguir una piel de porcelana, pero como toda tendencia cosmética, requiere meditar si realmente es para ti o no. En caso de querer hacerlo, utiliza productos de alta calidad, formulados específicamente para el rostro.
En caso contrario, lo que inicia como una promesa de luminosidad puede terminar desencadenando brotes, sensibilidad o alteraciones en la barrera cutánea. Recuerda: más importante que imitar el brillo de las celebridades es construir una rutina que mantenga tu piel sana, equilibrada y feliz.