¿Cuántas veces no has hecho cosas que no querías o continuado en una relación que no quieres solo por no lastimar a otra persona? A mí me ha pasado mucho porque es difícil entender que poner límites no te hace mala persona.

Para empezar me costó trabajo identificar por qué aguantaba ciertas situaciones o acciones de la gente que dañaban mi bienestar y que poco a poco comenzaron a causarme periodos de estrés o ansiedad, donde no podía ni entender qué es lo que estaba sintiendo.

Aunque la gente me daba consejos yo no era capaz de frenar lo que estaba sucediendo y decir “ya no más”, porque a pesar de pensarlo, no tenía las herramientas emocionales y de conducta para realmente hacerlo, pero aprendí a reconocer mi propio límite para tener relaciones más sanas.

¿Qué es poner un límite?

Entender que trazar un límite con otra persona no es poner una barrera y convertirte en una pared que no escucha al otro, es lo primero que me llevó tiempo entender, porque en el sentido literal era lo que yo me imaginaba: decir “no” y cortar la comunicación.

Créditos: Pexeles.

Algo completamente equivocado, porque justamente comunicar lo que siento y lo que pienso es lo que me ha ayudado a avanzar. El poner un límite es únicamente trazar hasta dónde estás dispuesto a aceptar lo que hacen otras personas contigo.

Todo esto mientras estás consciente de tus propios valores, metas, creencias, principios. Algo sumamente importante porque el saberlo me hizo ver si realmente estaba compartiendo con mis amistades, pareja y hasta mi familia todo lo que soy sin que me alteraran. Porque los “límites” son el lugar donde me siento segura, cómoda y protegida emocional y físicamente.

¿Cómo poner límites en mis relaciones?

Claro que no existe un manual que te indique el “paso a paso” para poner límites; todas las personas tenemos necesidades diferentes, pero si algo me ha quedado bien claro es que decir “hasta aquí llegué” o “hasta aquí estoy dispuesta a soportar” no me hace mala persona.

Porque para mí sería peor poner las necesidades de alguien más sobre las mías y por más que quiera a alguien, si ese alguien me daña, no se podrá dar una relación sin importar de qué tipo sea.

Para poder establecer límites en mis relaciones fue necesario trabajar en mejorar mi autoestima, reconocerme, tomar mis propias decisiones basadas en lo que yo quiero, comunicar de manera clara que hay cosas que no estoy dispuesta a aceptar.

Créditos: Pexeles.

Dentro de esto también tuve que ser clara sobre las consecuencias que habría si alguien quería pasar mi límite, no como amenaza, sino como las acciones que tomaré para protegerme.

Al principio algunas personas se sacaron de onda, porque nadie quiere aceptar un “no” como respuesta, pero hoy sé que poner límites no te hace mala persona y todo lo que haga con beneficio a mi salud mental, siempre será la elección que tomaré.

Síguenos en Facebook para más contenido.

Escritora que busca acompañar con sus palabras a las personas y darles un lugar seguro; creadora de contenido para un estilo de vida digno.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *